La empresa norteamericana OpenAI, responsable del desarrollo de la célebre aplicación de inteligencia artificial ChatGPT, acaba de anunciar el lanzamiento de su plataforma GPT Store. Con ello, se busca que los desarrolladores puedan crear y añadir mejoras a partir de la tecnología GPT, proceso por el cual se verían recompensados (aunque no ha trascendido todavía la forma).
Esta estrategia sería en parte similar a la que realizó en su momento Google con Android, dejando el código abierto para que otros pudieran trabajar sobre éste. Ello ha permitido que la tecnología Android termine imponiéndose por el encima del resto de competidores y sea la más utilizada a nivel mundial en el mercado de smartphones.
Los creadores de ChatGPT tienen la vista puesta en las capacidades que una Store puede tener a futuro. Basta con ver que por ejemplo la AppStore de Apple le proporcionó a la empresa de Cupertino unos ingresos de 70.000 millones de dólares sólo en el 2022. No es de extrañar pues que el CEO de OpenAI, el polémico Sam Altman, celebrase su lanzamiento con enorme júbilo hace dos días.
the GPT store is live!https://t.co/AKg1mjlvo2
fun speculation last night about which GPTs will be doing the best by the end of today.
— Sam Altman (@sama) January 10, 2024
Inicialmente se esperaba que esta plataforma hubiera estado en funcionamiento ya en el mes de noviembre de 2023. Sin embargo, se produjeron ciertos retraso de última hora que además vinieron acompañados por la salida y posterior vuelta de Altman en cuestión de 72 horas. Aquel “despido con final feliz” hizo que cuando el CEO retornase a su puesto se ejecutasen importantes cambios a nivel organizativo.
Por el momento se estima que sólo los usuarios de ChatGPT Plus, Team y Enterprise van a tener acceso a esta Store. Dicho acceso servirá tanto para la adquisición de GPTs como para incluir los nuestros en la plataforma. En caso de querer subir cualquier programa, se exige revisión humana y automatizada.
Con este movimiento Microsoft busca consolidarse en el liderazgo de la IA
Cabe recordar que Microsoft se convirtió en accionista mayoritario de OpenAI tras adquirir el 49% de la propiedad. Desde entonces, se ha convertido en la punta de lanza de la corporación para efectuar todos los desarrollos que tienen que ver con la inteligencia artificial. La integración de ChatGPT en los propios productos de Microsoft ha resultado un éxito. Se espera un potente crecimiento a lo largo de los próximos meses con el lanzamiento de Azure OpenAI y Copilots, lo que repercutirá positivamente en sus acciones.
De hecho, desde que comenzó el año ha visto como dos casas de análisis mejoraban su precio objetivo de cara a los próximos 12 meses. Se trata de BMO Capital, que establece un precio objetivo en 420 $ frente a los 384 $ actuales, y de Piper Sandler, que es más ambicioso y proyecta a Microsoft en 455 $, lo que supone un crecimiento del +18,30%.
Entre los principales rivales para esta carrera de fondo nos encontramos a Amazon, Google y Adobe. El primero, al margen de su negociado como marketplace mundial, es líder absoluto en servicios en la nube gracias a AWS. Recientemente presentó una aplicación llamada AmazonQ que se ha integrado en su plataforma, y viene a ser un chatbot completo que además facilita la generación de contenido.
Otro rival a ChatGPT viene por parte de Google. Su matriz, Alphabet, tiene previsto incluir multitud de aplicaciones adicionales para Google Bard, haciendo el resultado final mucho más útil, compacto y ágil de lo que actualmente es. Por último, Adobe quiere su parte de la tarta apostando por su programa Firefly, con más de 100 idiomas diferentes y altas capacidades de interacción y aprendizaje.
Mientras tanto, los problemas legales siguen acechando a OpenAI
Al margen de las novedades que van introduciendo al mercado, también existen otra serie de cuestiones que ahora mismo ocupan la mente de los directivos de OpenAI. La llegada de esta tecnología ha supuesto una auténtica disrupción en la forma de trabajar, pero también un auténtico peligro.
Por un lado, los creadores de contenido están viendo peligrar su estabilidad laboral a causa de la IA generativa. Hace pocas semanas se conoció que The New York Times había emprendido una batalla judicial contra OpenAI por vulnerar los derecho de propiedad intelectual. Si nos remontamos poco más atrás, hemos vivido también denuncias y huelgas por parte de los guionistas de Hollywood que en parte venían dadas por la aplicación de esta tecnología en la creación de nuevos contenidos.
Aunque puede que la más llamativa de todas fuera la queja elevada por figuras de la cultura destacadas como George R.R. Martin o John Grisham. Ambos emprendieron también acciones contra ChatGPT en el mes de septiembre, aduciendo que la IA se entrenaba con su producción literaria sin autorización. Esto llevó incluso al pronunciamiento del conocido como Sindicato de Escritores.
Otro frente abierto está en el campo del legislador. Yendo a lo más reciente, este mismo miércoles se supo que la UE baraja aplicar normas antimonopolio al tándem Microsoft-OpenAI, algo que ya advirtió UK tan sólo un mes antes.
Por último, qué decir del coto a los usos de esta tecnología. En Bruselas se aprobó a mediados de diciembre la conocida como Ley de la IA. Parece que en la cabeza de los legisladores resuenan aquellas famosas Leyes de la Robótica que explicó Isaac Asimov en sus novelas.